“CUALQUIER MUJER MEXICANA HUBIERA HECHO LO QUE YO” - “DIOS DEBIÓ HACER ALGÚN MILAGRO”
Esas sencillas palabras fueron la respuesta de Doña Esther González Vda. De Pérez Treviño al periodista español, Castillo R. Meseguer del periódico madrileño “YA” en entrevista que concedió en 1960, en uno de sus viajes a España.
Doña Esther, así como su esposo, el General Manuel Pérez Treviño, quien fuera el embajador de México en España durante los seis primeros meses de la Guerra Civil Española (julio de 1936 a (junio 1936 - a enero 1937), vivieron dos guerras: La Revolución Mexicana, y La Guerra Civil Española.
Ella era apenas una adolescente cuando vivió la revolución mexicana, la que le quitó muchas cosas: a su padre, a su madre y su juventud; su nombre lo mismo que el de sus parientes cercanos estaba en la “lista negra” del usurpador y asesino de su primo hermano el Presidente Francisco Ygnacio Madero González. La guerra la hizo hacerse adulta y se vio ante la necesidad de sacar adelante a sus tres hermanos menores que ella. El General Manuel Pérez Treviño, ingeniero civil por el Colegio Militar, diseñaba y construía cañones para el ejército de Don Venustiano Carranza en los talleres que para ese fin se localizaban en Piedras Negras, Coahuila. El revolucionario contrajo nupcias con Esther González Pemoulié en Parras, Coahuila el 1° de abril de 1920, ella llegó a pie a la iglesia de la Hacienda El Rosario, y salió del brazo de su flamante esposo, que en ese tiempo era Jefe del Estado Mayor del Presidente Álvaro Obregón, para vivir en “Los Pinos”, hoy en día residencia del Presidente de la República Mexicana que en ese tiempo estaba destinada como casa habitación del Jefe del Estado Mayor Presidencial.
Por razones políticas, Pérez Treviño, destacado revolucionario, político y diplomático, fue nombrado Embajador Plenipotenciario en España, Portugal y Turquía por el Presidente Lázaro Cárdenas.
En España vivía el matrimonio Pérez Treviño con sus 7 hijos cuando estalla la cuenta guerra civil española. Los Pérez Treviño sin importar ideología, la confesión religiosa, el partido político, reciben a 1,200 refugiados. El embajador y su esposa Doña Esther saben lo que es la guerra, velan y se desviven por ellos, alojan a una multitud. Doña Esther organiza la vida de los refugiados, la casa está abarrotad
a, pasillos, escaleras, jardines, en todos lados se acomodan los asilados, tienen que rentar otra casa para alojar a más refugiados, 800 en una 400 en otra. Doña Esther sale a buscar comida, las más de las veces en medio de los bombardeos; ella y su esposo el embajador son padrinos de una niña, hija de refugiados que nace en suelo mexicano, la nombran Esperanza Guadalupe. Los Pérez Treviño son muestra fehaciente de lo que es la protección de derechos humanos. Testimonios escritos por refugiados así lo demuestran. Doña Esther ya viuda recibe el 21 de noviembre de 1946, de parte del Ministerio de Gobernación de España, la “Orden Civil de Beneficencia con distintivo negro y blanco, categoría Cruz de Primera Clase”, distinción que se le otorgó por Actos Benéficos con riesgo personal.
MARÍA ELENA LABORDE Y PÉREZ TREVIÑO
Esas sencillas palabras fueron la respuesta de Doña Esther González Vda. De Pérez Treviño al periodista español, Castillo R. Meseguer del periódico madrileño “YA” en entrevista que concedió en 1960, en uno de sus viajes a España.
Doña Esther, así como su esposo, el General Manuel Pérez Treviño, quien fuera el embajador de México en España durante los seis primeros meses de la Guerra Civil Española (julio de 1936 a (junio 1936 - a enero 1937), vivieron dos guerras: La Revolución Mexicana, y La Guerra Civil Española.
Ella era apenas una adolescente cuando vivió la revolución mexicana, la que le quitó muchas cosas: a su padre, a su madre y su juventud; su nombre lo mismo que el de sus parientes cercanos estaba en la “lista negra” del usurpador y asesino de su primo hermano el Presidente Francisco Ygnacio Madero González. La guerra la hizo hacerse adulta y se vio ante la necesidad de sacar adelante a sus tres hermanos menores que ella. El General Manuel Pérez Treviño, ingeniero civil por el Colegio Militar, diseñaba y construía cañones para el ejército de Don Venustiano Carranza en los talleres que para ese fin se localizaban en Piedras Negras, Coahuila. El revolucionario contrajo nupcias con Esther González Pemoulié en Parras, Coahuila el 1° de abril de 1920, ella llegó a pie a la iglesia de la Hacienda El Rosario, y salió del brazo de su flamante esposo, que en ese tiempo era Jefe del Estado Mayor del Presidente Álvaro Obregón, para vivir en “Los Pinos”, hoy en día residencia del Presidente de la República Mexicana que en ese tiempo estaba destinada como casa habitación del Jefe del Estado Mayor Presidencial.
Por razones políticas, Pérez Treviño, destacado revolucionario, político y diplomático, fue nombrado Embajador Plenipotenciario en España, Portugal y Turquía por el Presidente Lázaro Cárdenas.
En España vivía el matrimonio Pérez Treviño con sus 7 hijos cuando estalla la cuenta guerra civil española. Los Pérez Treviño sin importar ideología, la confesión religiosa, el partido político, reciben a 1,200 refugiados. El embajador y su esposa Doña Esther saben lo que es la guerra, velan y se desviven por ellos, alojan a una multitud. Doña Esther organiza la vida de los refugiados, la casa está abarrotad
a, pasillos, escaleras, jardines, en todos lados se acomodan los asilados, tienen que rentar otra casa para alojar a más refugiados, 800 en una 400 en otra. Doña Esther sale a buscar comida, las más de las veces en medio de los bombardeos; ella y su esposo el embajador son padrinos de una niña, hija de refugiados que nace en suelo mexicano, la nombran Esperanza Guadalupe. Los Pérez Treviño son muestra fehaciente de lo que es la protección de derechos humanos. Testimonios escritos por refugiados así lo demuestran. Doña Esther ya viuda recibe el 21 de noviembre de 1946, de parte del Ministerio de Gobernación de España, la “Orden Civil de Beneficencia con distintivo negro y blanco, categoría Cruz de Primera Clase”, distinción que se le otorgó por Actos Benéficos con riesgo personal.MARÍA ELENA LABORDE Y PÉREZ TREVIÑO
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